viernes, 11 de julio de 2008

Fabricando nostalgia

Un breve sonrisa se dibuja en la cara cuando escucho la melodía de "La Abeja Maya" en un anuncio de televisión, cuando recuerdan que Chanquete murió en el barco que subió al bancal de las tomateras (es para estar tronado, el tío), o cuando muestran hechos de la actualidad de los años ochenta, que son los de mi infancia.

Esbozo la sonrisa pero inmediatamente me percato de que he estado siendo utilizado de alguna manera. Alguien ha tocado mi fibra nostálgica, no como un amigo, que tenga la intención de generar un sentimiento de complicidad recordando épocas con menos complicaciones que las actuales. Ha sido la nueva estrategia comercial de algunas empresas, llamada por algunos "marketing de la nostalgia". Se trata de atraer la atención de un segmento de la población entre los 30 y el 40 años, con mentalidad aún joven, alto poder adquisitivo y relativamente consumista.



Fue un publicista catalán (no estoy demasiado seguro de los datos, ya que no he vuelto a encontrar la fuente) quien se percató del filón que acababa de encontrar para el mercado. La "moda" la inició haciendo correr correos electrónicos en cadena que recordaban las cosas cotidianas de aquella época, para pasar después a la publicidad en toda regla, momento en el que nos encontramos.

Así que de la nostàgia he pasado a la decepción. Decepción de ver como ha podido entrar al punto más profundo de mi alma una simple estrategia para vender. A mí, que me considero una persona hermética delante de todas estas cosas. Qué puede haber llegado a hacer el marketing en mentalidades que se comportan como auténticas esponjas delante un aparato de televisión? Quizá se conformen sabiendo que las apariencias son más importantes que lo auténtico, incluso en las emociones. La evasión es una de las maneras de combatir las angustias.

1 comentario:

Camilo Jiménez dijo...

Un buen blogger, Bob Pop, dijo respecto a este comercial de cocacola que nos están vendiendo nuestra nostalgia como felicidad. Yo agrego que se aprovechan de ese bichito que pica el pasado cuando nos acercamos a los cuarenta. Estos publicistas me parece que apelan un poco a la pornomiseria, a la sensibilidad. Como las campañas para erradicar el hambre en África que mostraban los niños con moscas. Descarado, ¿no?